Debido al gran peso emocional de la narración, la realización de Hamza –en colaboración con Ongi Etorri Errefuxiatuak- fue posible gracias a la cercanía y la intimidad creada con el protagonista. Queríamos acercar su historia al espectador de una forma sincera y sin artificios. Para lograrlo, y por encima de una relación meramente profesional basada en la producción del cortometraje, buscamos consolidar una relación personal de confianza con Hamza.
En Konzéntrika Films queremos acceder a esos espacios de intimidad, porque a través de lo emocional conseguimos conmover al espectador y generar un cambio real. No obstante, a la vez somos muy conscientes de que compartir y relatar historias tan personales (y a menudo difíciles), implican una gran responsabilidad.
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